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Truco contra el óxido: cómo la plastilina protege los tornillos
Cómo usar plastilina para evitar el óxido en tornillos y tuercas
Truco contra el óxido: cómo la plastilina protege los tornillos
Descubre un antiguo truco de mecánicos: la plastilina protege los tornillos del óxido. Un método simple, económico y duradero que supera a muchos productos modernos.
2025-10-16T16:00:05+03:00
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La eterna lucha contra las tuercas oxidadas
Cualquiera que haya intentado aflojar un tornillo corroído conoce bien la frustración. Con el tiempo, el óxido une las roscas hasta convertir el metal en una sola pieza sólida. En esos casos, muchas veces no queda más remedio que cortar o perforar el tornillo para poder retirarlo.
Soluciones modernas
Hoy en día existen numerosos productos antigripantes: WD-40, grasas de grafito, pastas de cobre o níquel y selladores especiales. Sin embargo, todos ellos presentan ciertos inconvenientes:
son caros;
difíciles de aplicar;
no siempre permiten desmontar fácilmente las piezas más tarde;
pierden eficacia o se eliminan con el paso de una temporada.
Un truco del pasado
Hace décadas, antes de que los aerosoles químicos inundaran los talleres, los mecánicos recurrían a métodos más simples. Uno de los más eficaces consistía en usar algo tan común como la plastilina. Después de apretar el tornillo, cubrían las roscas con una capa de plastilina para aislarlas de la humedad y del aire.
Por qué funciona
La plastilina tiene propiedades sorprendentes que la convierten en una excelente protección para las roscas:
resiste la sal y la suciedad;
no se agrieta ni se desprende;
y nunca llega a secarse del todo.
Incluso después de diez o quince años, basta con retirarla para descubrir un tornillo que se afloja con facilidad, como si se acabara de colocar.
Comprobado con el tiempo
No se trata de un mito de taller, sino de una práctica comprobada que ha pasado de generación en generación. La plastilina era barata, fácil de conseguir y, en muchos casos, superaba en eficacia a las grasas más costosas. Lo esencial era no olvidar proteger las roscas al montar las piezas.
Trucos olvidados como este demuestran que, a veces, las soluciones más simples son las más efectivas. Un poco de plastilina sobre un tornillo puede parecer insignificante, pero puede ahorrar tiempo, dinero y muchos disgustos, incluso frente a la tuerca más oxidada.
Prevención De Óxido, Plastilina, Tornillos Oxidados, Protección De Roscas, Trucos De Mecánicos, Reparación DIY, Mantenimiento, Anticorrosión, Ahorro De Tiempo
2025
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Cómo usar plastilina para evitar el óxido en tornillos y tuercas
Descubre un antiguo truco de mecánicos: la plastilina protege los tornillos del óxido. Un método simple, económico y duradero que supera a muchos productos modernos.
Generado por Dall-e
La eterna lucha contra las tuercas oxidadas
Cualquiera que haya intentado aflojar un tornillo corroído conoce bien la frustración. Con el tiempo, el óxido une las roscas hasta convertir el metal en una sola pieza sólida. En esos casos, muchas veces no queda más remedio que cortar o perforar el tornillo para poder retirarlo.
Soluciones modernas
Hoy en día existen numerosos productos antigripantes: WD-40, grasas de grafito, pastas de cobre o níquel y selladores especiales. Sin embargo, todos ellos presentan ciertos inconvenientes:
- son caros;
- difíciles de aplicar;
- no siempre permiten desmontar fácilmente las piezas más tarde;
- pierden eficacia o se eliminan con el paso de una temporada.
Un truco del pasado
Hace décadas, antes de que los aerosoles químicos inundaran los talleres, los mecánicos recurrían a métodos más simples. Uno de los más eficaces consistía en usar algo tan común como la plastilina. Después de apretar el tornillo, cubrían las roscas con una capa de plastilina para aislarlas de la humedad y del aire.
Por qué funciona
La plastilina tiene propiedades sorprendentes que la convierten en una excelente protección para las roscas:
- resiste la sal y la suciedad;
- no se agrieta ni se desprende;
- y nunca llega a secarse del todo.
Incluso después de diez o quince años, basta con retirarla para descubrir un tornillo que se afloja con facilidad, como si se acabara de colocar.
Comprobado con el tiempo
No se trata de un mito de taller, sino de una práctica comprobada que ha pasado de generación en generación. La plastilina era barata, fácil de conseguir y, en muchos casos, superaba en eficacia a las grasas más costosas. Lo esencial era no olvidar proteger las roscas al montar las piezas.
Trucos olvidados como este demuestran que, a veces, las soluciones más simples son las más efectivas. Un poco de plastilina sobre un tornillo puede parecer insignificante, pero puede ahorrar tiempo, dinero y muchos disgustos, incluso frente a la tuerca más oxidada.