Elimina el sarro y el óxido fácilmente con productos caseros

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Quien pasa tiempo en la cocina lo ha visto más de una vez: bandejas escurridoras o rejillas marcadas por capas de sarro y pequeñas manchas de óxido. No solo afean el espacio, también pueden convertirse en un lugar perfecto para que proliferen las bacterias. ¿La buena noticia? No hace falta gastar en productos costosos.

Expertos en limpieza doméstica aseguran que basta con ingredientes básicos que la mayoría ya tiene en casa. El primer paso es el bicarbonato de sodio. Espolvoréalo de forma uniforme sobre la superficie afectada. Este producto natural combate distintos tipos de suciedad sin dañar los materiales y, además, es económico y perfecto para un mantenimiento regular.

El siguiente aliado es el vinagre. Tras frotar el bicarbonato sobre las zonas problemáticas, humedece un cepillo de dientes en vinagre y frótalo con movimientos suaves y controlados. Este líquido ácido ayuda a eliminar tanto el sarro como el óxido, a la vez que refresca la superficie y neutraliza olores desagradables.

En los casos más difíciles, la solución es dejar actuar. Un pequeño chorro de vinagre directamente sobre las manchas, con unos minutos de reposo, potencia el efecto y reblandece los residuos más antiguos.

Un detalle importante: hay que evitar la lana de acero. Aunque parece eficaz, puede rayar la superficie y crear ranuras donde luego se acumula más suciedad. Lo mejor es usar un paño suave o una esponja convencional.

Si se mantiene esta rutina sencilla, el sarro y el óxido dejarán de ser un problema. El resultado: una cocina más limpia, más duradera y con accesorios que lucen como nuevos.