Soluciones prácticas para desatascar el fregadero de la cocina

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Los atascos en el fregadero de la cocina son una de esas molestias domésticas que casi todos han tenido que enfrentar alguna vez. Restos de comida, acumulación de grasa o pequeños desechos suelen ser los culpables. Afortunadamente, existen distintas formas de resolver el problema sin necesidad inmediata de un profesional. Desde herramientas básicas hasta remedios caseros, repasemos las opciones más efectivas y algunas recomendaciones para evitar que el problema vuelva a repetirse.

Métodos mecánicos

El desatascador de goma, más conocido como ventosa, es el recurso clásico y más accesible. Su eficacia se basa en la presión que genera dentro de la tubería, capaz de romper la obstrucción. Para un mejor resultado conviene llenar el fregadero con agua caliente hasta cubrir la parte de goma y luego realizar movimientos firmes hacia arriba y abajo. Normalmente, es suficiente para atascos de mediana dificultad.

Si la ventosa no da resultado, el siguiente aliado es el cable de fontanero. Se trata de un alambre flexible con manivela que se introduce en la tubería y se hace girar para perforar el tapón. Cuando encuentra resistencia, la combinación de rotación y empuje facilita la eliminación del bloqueo.

Algunos incluso recurren a soluciones menos convencionales, como un aspirador con función de soplado. Al aplicar aire a presión directamente en el desagüe, se puede desplazar el atasco. No siempre funciona, pero en determinados casos resulta sorprendentemente útil.

Productos químicos

En el mercado existe una amplia gama de desatascadores listos para usar, como “Tiret” o “Mr. Músculo”. Se diferencian por su base química: los alcalinos disuelven bien la grasa, mientras que los ácidos actúan mejor sobre residuos orgánicos variados. Es fundamental leer las instrucciones, protegerse con guantes —e idealmente con gafas— y ventilar bien la cocina.

En el ámbito doméstico, también se emplea la sosa cáustica. Tiene gran capacidad para descomponer la grasa, aunque exige un manejo extremadamente cuidadoso, ya que puede provocar quemaduras.

Remedios caseros

Cuando no se dispone de productos específicos, los métodos tradicionales resultan de gran ayuda. Uno de los más populares combina bicarbonato y vinagre. Medio vaso de cada uno se vierte en el desagüe, se tapa con un tapón y se deja reposar entre 15 y 30 minutos. La reacción efervescente ayuda a deshacer los restos orgánicos. Después, basta con enjuagar con agua caliente.

Otra fórmula consiste en mezclar bicarbonato y sal en partes iguales y dejarlos actuar varias horas. Es menos agresiva, pero efectiva en obstrucciones leves. También puede emplearse ácido cítrico disuelto en agua caliente, ideal para quienes prefieren evitar olores fuertes o químicos potentes.

En ocasiones, el simple uso de agua hirviendo es suficiente. Verter un litro o más directamente en el desagüe puede disolver la grasa acumulada, aunque conviene recordar que no todas las tuberías de plástico soportan temperaturas tan elevadas.

Prevención

La mejor estrategia contra los atascos es la prevención. Unos sencillos hábitos marcan la diferencia: enjuagar semanalmente con agua caliente, evitar verter aceite usado en el fregadero, colocar un filtro para retener restos sólidos y, de forma periódica, recurrir a combinaciones como bicarbonato y vinagre.

Estas pequeñas rutinas prolongan la vida útil de las tuberías y reducen la frecuencia de problemas. Y, si pese a todo la obstrucción persiste, lo más recomendable es no demorar la solución y llamar a un profesional, evitando así daños mayores y reparaciones costosas.