Cómo montar la picadora de carne sin arruinar el filo

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Algunos utensilios de cocina solo llaman nuestra atención cuando empiezan a fallar. La picadora de carne es un caso claro: mientras puede con cualquier corte, nadie se detiene a pensar qué sucede dentro. Pero cuando las cuchillas pierden filo, la rutina se vuelve frustrante: el picado sale irregular, la carne se enrolla en el tornillo sin fin y hay que empujar con mucha más fuerza.

Suele sorprender, pero a menudo no tiene la culpa ni el acero ni la antigüedad del aparato. La mayoría de los problemas nace de un único error al montarlo.

Por qué las piezas nuevas parecen impecables

Las piezas recién salidas de fábrica —la cuchilla en cruz y la placa— llegan perfectamente lapeadas. Sus caras de trabajo son lisas y ajustan con precisión. Casi no hay holgura entre ellas: la carne se corta con limpieza, el conjunto trabaja al unísono y la textura del picado queda como debe ser. Tras las primeras sesiones aparece un desgaste natural. Es sutil, pero ambas superficies empiezan a acoplarse entre sí. Ese mismo lapeado las convierte en un dúo de corte ideal, y tiene toda la lógica.

Cómo un gesto habitual multiplica el desgaste

Después de lavar, mucha gente coloca la placa como caiga. A simple vista, ambas caras parecen idénticas. La impresión engaña. Desde el primer uso, la cara de trabajo de la placa desarrolla un microdesgaste ondulado que refleja a la cuchilla en cruz. Como una cerradura y su llave.

Si se gira la placa, ese acoplamiento se pierde. Aparece una mínima holgura entre las piezas. La carne ya no se corta: se desgarra. La carga aumenta, las cuchillas se gastan antes y la calidad del picado cae. El conjunto deja de ir acompasado y el desgaste se dispara en la misma medida.

Recuerda una regla sencilla

No gires la placa hasta que toque afilar. Colócala siempre con la misma cara hacia delante. Para no confundirte tras el lavado, marca discretamente el canto: un punto de rotulador o un pequeño rayón apenas visible. Esa señal basta para evitar errores durante años. Parece un detalle menor, pero en el día a día se nota.

Importante

  • Las piezas nuevas están lapeadas a la perfección.
  • Tras los primeros usos, el conjunto desarrolla su propia geometría.
  • Si se invierte la placa, se rompe ese lapeado.
  • La holgura resultante desgarra la carne y acelera el desafilado.

Volver a montar la picadora manteniendo la misma orientación puede alargar mucho la vida útil del conjunto de corte. Un gesto mínimo en el montaje ahorra dinero, evita disgustos y mantiene la máquina confiable durante años; cuesta poco y rinde mucho.