Puertas del Zar en los Urales del Norte: leyendas, expediciones y geología

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Los Urales del Norte llevan tiempo confirmando su fama de territorio áspero y de rincones remotos. En uno de ellos, cerca del río Vizhai, se alzan dos arcos de piedra. La gente de la zona los conoce como las Puertas del Zar, y alrededor de esta formación natural circulan leyendas desde hace mucho.

Dónde están las misteriosas puertas

Colgadas en lo alto de la montaña, en una pared rocosa a plomo, los arcos son difíciles de alcanzar incluso para viajeros curtidos. Dos tramos monolíticos, cada uno de más de cuatro metros de altura, parecen cincelados a propósito en el acantilado. En su interior, huecos pasantes en penumbra dan la sensación de acceso a otra realidad. Su sola presencia impacta. Además, parecen haber brotado de una única masa de roca, lo que los vuelve aún más singulares.

Leyendas mansi

Estas tierras fueron hogar de los mansi, un pueblo de rica tradición espiritual. El relato local sostiene que las puertas se usaban en ritos chamánicos: cruzarlas podía equivaler a adentrarse en otro mundo o a convocar la fuerza de los espíritus. También hay quien defiende lo contrario: que los arcos se formaron de manera natural bajo la presión del viento y del tiempo. Incluso las lecturas más estrictamente científicas admiten que aquí la naturaleza actuó como una arquitecta minuciosa y expresiva.

Intentos de estudio

En más de una ocasión, investigadores han tratado de acercarse al lugar. Sin embargo, según testimonios presenciales, ambas expediciones científicas estuvieron acompañadas de fenómenos extraños. En cuanto los grupos atravesaron los arcos, el tiempo cambió con brusquedad:

  • viento fuerte;
  • lluvia torrencial;
  • rápido aumento del nivel del río.

Cada vez, los participantes consiguieron salir, pero nadie optó por regresar. Casualidad o no, cuesta pasar por alto el patrón.

Un misterio sin explicaciones

El área donde se alzan las Puertas del Zar sigue poco estudiada. Unos ven una rara forma geológica; otros, la huella de antiguos ritos y prácticas sagradas. Para quienes admiran las historias de los Urales del Norte, el lugar sigue pareciendo un punto donde la frontera entre mundos se vuelve especialmente fina; quizá sea eso, más que nada, lo que explique su persistente magnetismo.