Sensación de arena en los ojos: por qué ocurre y cómo aliviarla

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Esa sensación arenosa, el escozor o el picor en los ojos son quejas frecuentes. A veces la causa es banal y pasajera; otras, puede ser un aviso de problemas que merece la pena atender.

Molestias por tiempo frente a pantallas

Pasar horas ante el ordenador o enfrascarse en un libro puede dejar los ojos como si tuvieran arena. El parpadeo se hace más lento, la película lagrimal se evapora con facilidad y la luz azul de la pantalla irrita el delicado recubrimiento ocular. En la práctica, pausas breves y constantes suelen aliviar más de lo que uno espera.

Qué ayuda:

  • Hacer descansos regulares y desviar la mirada de la pantalla hacia objetos lejanos.
  • Usar gotas lubricantes.
  • Colocar el monitor a la altura de los ojos, a 50–70 cm; sostener el libro a unos 40 cm con un ángulo de 60°.

Aire seco y entorno

Más allá de las pantallas, el ambiente cuenta. El aire interior seco en invierno o el calor en verano, el polvo, el humo y el viento fuerte aceleran la evaporación de la lágrima.

Qué ayuda:

  • Humidificadores ajustados a una humedad del 40–60%.
  • Gafas protectoras en días ventosos.
  • Gotas oculares hidratantes.

Cambios asociados a la edad

Después de los 50, los ojos lubrican con menos eficacia y cambia la composición de la lágrima. La irritación puede aparecer, especialmente si existe degeneración macular. Pequeños ajustes en la rutina diaria suelen notarse.

Qué ayuda:

  • Gotas hidratantes.
  • Gafas con tratamiento antirreflejo.
  • Alimentación con betacaroteno, luteína, vitaminas C y E, y omega‑3.
  • Controles periódicos con el oftalmólogo.

Cambios hormonales

La menopausia y el embarazo pueden reducir la producción lagrimal por variaciones en los niveles de estrógenos y progesterona. Es un cambio previsible, por eso conviene adelantarse con un plan.

Qué ayuda:

  • Gotas hidratantes.
  • Consultas con oftalmólogo y ginecólogo.
  • Posible terapia hormonal sustitutiva durante la menopausia.

El impacto de los hábitos poco saludables

El alcohol y la nicotina dilatan los vasos oculares, alteran el flujo sanguíneo y favorecen la sequedad. Reducirlos suele notarse rápido en la comodidad visual.

Qué ayuda:

  • Gotas hidratantes.
  • Limitar el alcohol y dejar de fumar.

Problemas oculares

  • Orzuelo: inflamación del folículo piloso de una pestaña.
  • Conjuntivitis: inflamación de la membrana externa transparente del ojo.
  • Blefaritis: inflamación del borde de los párpados, a menudo asociada a infección, cosméticos o lentes.

Qué ayuda:

  • Compresas tibias, higiene cuidadosa de párpados y colirios.
  • Consulta con un oftalmólogo si es necesario.

Lentes de contacto y alergias

El uso inadecuado de lentes y las alergias alteran el reparto de la película lagrimal y provocan irritación. Una rutina disciplinada suele devolver la comodidad.

Qué ayuda:

  • Cuidado correcto de las lentes.
  • Uso de gotas lubricantes.
  • Antihistamínicos que no provoquen sequedad ocular como efecto secundario.

Medicamentos y carencias de vitaminas

Algunos antihistamínicos, antihipertensivos y antidepresivos pueden reducir la producción de lágrimas. La falta de vitamina A puede causar ceguera nocturna y sequedad ocular. Revisar el tratamiento, en lugar de resignarse a la molestia persistente, suele ser una decisión sensata.

Qué ayuda:

  • Cambiar medicación solo por indicación médica.
  • Gotas hidratantes.
  • Vitamina A y alimentos que la contienen: zanahorias, espinacas, hígado, huevos, calabaza.

Lesiones y cirugía

La fotoqueratitis (quemadura solar en los ojos), la corrección láser de la visión, la ptosis palpebral y las enfermedades autoinmunes pueden causar sensación arenosa. En estos casos, la recuperación cuidadosa marca la diferencia.

Qué ayuda:

  • Compresas frías y reposo con los ojos cerrados.
  • Gotas y geles hidratantes.
  • En algunos casos, cirugía.

Prevención y cuidados

  • Usar gotas hidratantes cuando haya factores de riesgo.
  • Proteger los ojos del viento, el polvo y el sol.
  • Acudir regularmente al oftalmólogo.
  • Mantener un estilo de vida y una alimentación saludables.

La sensación de arena en los ojos puede ser temporal e inofensiva, pero a veces señala problemas más serios. Estar atentos a los síntomas y no aplazar la visita al especialista cuando la molestia persiste es la opción más segura.