Consejos prácticos para lavar y cuidar una manta grande en casa

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Una gran manta, un gran problema

Sucede en casi todos los hogares: llega el momento de lavar la manta, pero simplemente no cabe en la lavadora. Los expertos en cuidado textil aseguran que siempre hay una solución —y, a menudo, más de una—. Lo más importante es no actuar con prisa ni intentar forzarla dentro del tambor.

No la fuerces

El primer impulso suele ser empujar la manta hasta que entre, esperando que “de alguna forma” lo haga. Pero ese es justo el error que hay que evitar. Cuando la lavadora está sobrecargada, el agua y el detergente no pueden circular bien, y el lavado resulta ineficaz. Además, existe el riesgo de dañar tanto la manta como la máquina. Los especialistas advierten que este tipo de “atajos” suelen acabar en reparaciones costosas.

Limpieza profesional: la opción más segura

Si se trata de una manta de plumas o con un relleno delicado, lo más prudente es dejarla en manos de profesionales. Las tintorerías cuentan con equipos y productos específicos para tejidos sensibles. Antes de entregarla, conviene revisar la etiqueta: no todas las mantas pueden lavarse con agua. Algunos fabricantes indican claramente que solo debe realizarse limpieza en seco, y es esencial respetar esa instrucción.

Lavanderías automáticas: prácticas y eficaces

Cuando la lavadora de casa no es suficiente, una lavandería puede ser la mejor solución. Las máquinas industriales están diseñadas para textiles grandes y pesados, y permiten un lavado profundo y un secado adecuado. Este último paso es fundamental, ya que una manta mal seca puede desarrollar moho o retener malos olores en el interior del tejido.

Lavar en la bañera: la alternativa casera

Si no tienes acceso a una lavandería, lavar la manta a mano en la bañera es una buena opción. Solo necesitas una bañera limpia, agua tibia y un detergente líquido suave.

  1. Limpia las manchas localizadas con una esponja blanda.
  2. Llena la bañera, añade el detergente e introduce la manta.
  3. Mueve el tejido suavemente para distribuir el jabón de manera uniforme.
  4. Después de 20 o 30 minutos, enjuágala bien, cambiando el agua varias veces.
  5. Extiende la manta en una superficie plana y déjala secar al aire, volteándola de vez en cuando.

El secado puede tardar un día entero o más. Es importante tener paciencia y no usar secadora, ya que el calor puede dañar el relleno o deformar la manta.

Lavar una manta grande requiere tiempo y cuidado. A veces es mejor recurrir a una tintorería o lavandería que arriesgar la máquina o la propia manta. Si decides hacerlo a mano, hazlo con calma: un proceso suave y atento garantiza que tu manta favorita se mantenga limpia, esponjosa y duradera.