Guía completa para limpiar y cuidar los suelos de tu hogar
Descubre cómo mantener tus suelos limpios y bien cuidados. Consejos sencillos para baldosas, parquet, laminado y moqueta que facilitan la limpieza diaria.
                        Generado por Dall-e
La constancia es la clave para mantener los suelos limpios
La frecuencia de limpieza depende de varios factores: la estación del año, el número de personas que viven en casa y si hay mascotas. Aun así, lo ideal es fregar al menos una vez por semana. El pasillo y la cocina necesitan más atención: limpiarlos cada dos o tres días ayuda a controlar la acumulación de polvo y suciedad.
Los dormitorios y el salón pueden mantenerse con una limpieza semanal. Si cuentas con un robot aspirador o una aspiradora con función de fregado, bastará con una pasada rápida diaria para mantener el suelo impecable sin mucho esfuerzo.
Elige las herramientas adecuadas
Las mopas modernas, los limpiadores de vapor y las aspiradoras con función de fregado han simplificado mucho el cuidado de los suelos. Lo importante es escoger el equipo que te resulte más cómodo. Muchos siguen prefiriendo la mopa clásica con cubo y sistema de escurrido: mantiene las manos secas y acelera el trabajo.
Cierra las ventanas antes de empezar
Un consejo sencillo pero esencial: evita las corrientes de aire mientras limpias. Si el suelo se seca demasiado rápido, pueden quedar marcas. Es mejor fregar primero y ventilar después, una vez que el suelo esté limpio.
Empieza siempre con una limpieza en seco
Antes de fregar, conviene pasar la aspiradora o la escoba. Esto elimina el polvo y las migas, mantiene la mopa limpia por más tiempo y mejora el resultado. La única excepción es la limpieza ligera diaria, donde basta con una mopa con pulverizador para eliminar pequeñas manchas.
Cada tipo de suelo tiene sus propias reglas
Baldosas – soportan bien el agua y los productos de limpieza.
Laminado – utiliza solo un paño ligeramente húmedo, nunca empapado.
Parqué – limpia con cuidado y usa productos especiales para madera.
Moqueta – aspira con un modelo que permita limpieza en húmedo.
Ten siempre lo esencial a mano
Una buena mopa con escurridor, un cubo, guantes, un limpiador de suelos y, si es posible, un limpiador de vapor facilitan mucho la tarea. Este último resulta especialmente útil en la cocina, donde la grasa tiende a acumularse.
No olvides los rincones escondidos
El polvo suele acumularse en las esquinas y a lo largo de los rodapiés — una boquilla estrecha de aspiradora es perfecta para llegar a esos puntos. También merece la pena limpiar debajo de los muebles; si puedes, mueve el sofá o el armario. El bicarbonato ayuda a eliminar las marcas de las patas de los muebles, y el agua caliente con una gota de detergente acaba con las manchas pegajosas.
Añade un toque de frescor
Unas gotas (de cinco a diez) de aceites esenciales —como árbol de té, limón o eucalipto— añadidas al agua de fregado aportan un aroma agradable y un suave efecto antibacteriano. Estos aceites naturales son seguros para las mascotas y más suaves que los productos químicos fuertes.
El toque final
Deja que el suelo se seque por completo —diez a quince minutos bastan—. Así evitarás huellas y manchas al pisar.
Qué evitar
No empapes los suelos de madera con agua, evita los limpiadores químicos agresivos y no escatimes en paños de buena calidad: una microfibra duradera simplifica el trabajo y deja mejores resultados.