Cómo saber si tu sartén necesita ser reemplazada

Generado por Dall-e

Hasta el menaje envejece

na sartén es uno de los utensilios más trabajadores de la cocina. Se calienta, se limpia, se raya y vuelve una y otra vez al fuego. Pero incluso el menaje más resistente tiene un límite. Estos son los signos que indican que ha llegado el momento de despedirse de tu vieja compañera de cocina.

Manchas que no desaparecen

Si ni el bicarbonato ni los productos de limpieza logran eliminar las manchas, es probable que la capa protectora esté deteriorada. No se trata solo de estética: una superficie dañada puede afectar la seguridad alimentaria y alterar el sabor de los platos. Los estudios señalan que, cuando el revestimiento se desgasta, la sartén se calienta de forma desigual y se sobrecalienta con mayor facilidad.

Fondo deformado, cocción irregular

Cuando la base ya no se apoya completamente sobre la placa, el calor se distribuye mal. Así, una parte del alimento se quema mientras la otra queda cruda. Además, una sartén deformada puede aumentar el tiempo de cocción hasta en un 25 %. En el caso de cocinas de vidrio o cerámica, incluso puede dejar marcas permanentes.

Si todo se pega, es hora de cambiar

Si los alimentos se adhieren a la superficie a pesar de usar aceite, el recubrimiento antiadherente ha perdido su función. Las rayaduras profundas lo vuelven ineficaz e incluso pueden representar un pequeño riesgo. Aunque tragar diminutas partículas no suele causar problemas, los gastroenterólogos advierten que algunas personas sensibles podrían sufrir ligeras molestias estomacales.

Manchas oscuras y corrosión

Las sartenes de hierro fundido son famosas por su durabilidad, pero no son eternas. Cuando el metal se oscurece o aparecen puntos negros, es señal de corrosión. Si esas marcas superan los dos milímetros de diámetro, conviene dejar de usarla. La oxidación no solo afecta el sabor, sino que también puede liberar partículas metálicas en los alimentos.

Daños que van más allá de la cocina

Un fondo viejo o deformado puede dañar la superficie de cocción, y el calentamiento desigual aumenta el consumo de energía, elevando la factura eléctrica hasta un 20 %. Además, cuando los alimentos se pegan, se utiliza más aceite —a veces hasta un tercio más—, lo que a la larga se nota en el bolsillo.

Reparar no es la solución

Los intentos caseros para restaurar el recubrimiento antiadherente rara vez funcionan. Los fabricantes recomiendan reemplazar las sartenes cada tres a cinco años, según la frecuencia de uso.

Una nueva sartén, un mejor sabor

Cambiar de sartén no es un capricho, sino una inversión en seguridad y comodidad. Muchas personas que lo han hecho aseguran que sus comidas se cocinan más rápido y tienen un sabor más agradable.

Cuando la sartén pierde su forma, el revestimiento se desprende y los alimentos se pegan sin motivo, es el momento de renovarla. Es una inversión en sabor, seguridad y tranquilidad en la cocina.