13:55 02-09-2025
Clima interior saludable: claves para un hogar confortable
Generated by Dall-e
Aprende a regular temperatura, humedad y calidad del aire para crear un ambiente saludable en casa. Consejos prácticos para mejorar el confort sin reformas costosas.
El confort en el hogar no depende únicamente del diseño, los materiales o la decoración. Hay un aspecto que muchas veces se pasa por alto, pero que influye profundamente en cómo nos sentimos: el ambiente interior. La temperatura, la humedad, la calidad del aire y la luz conforman un microclima que impacta directamente en nuestro estado de ánimo, nivel de energía y bienestar general.
La buena noticia es que no hace falta hacer obras para mejorar la atmósfera del hogar. Basta con adoptar algunas rutinas cotidianas y hacer pequeños ajustes técnicos para notar la diferencia.
El punto de partida: aire fresco
Ventilar es el primer paso. Abrir las ventanas sigue siendo la manera más sencilla y eficaz de eliminar el aire viciado, especialmente en invierno, cuando tendemos a mantener todo cerrado. Sin una entrada de aire exterior, se acumula el dióxido de carbono, sube la humedad y los olores se estancan. Cuando no es viable abrir una ventana, se puede recurrir a sistemas de ventilación mecánica o a válvulas de admisión de aire. Estas opciones renuevan el aire sin provocar corrientes molestas ni enfriar los ambientes.
Temperatura: el equilibrio justo
En invierno es habitual subir mucho la calefacción, pero los expertos señalan que lo ideal es mantener entre 20 y 22 °C en las zonas comunes durante la temporada fría, y no más de 25 °C en verano. Un exceso de calor puede generar fatiga, resecar la garganta y dar una sensación de encierro. Un termostato ayuda a mantener la temperatura deseada, ya sea en el radiador o integrado en el sistema de calefacción. Así, se puede regular según la hora del día o las preferencias personales.
Humedad: ni demasiada ni insuficiente
El aire seco es una consecuencia frecuente de la calefacción. Puede causar molestias en la piel, la nariz y la garganta, desencadenar dolores de cabeza o dificultar el sueño. El nivel de humedad saludable se sitúa entre el 40 % y el 60 %. Para alcanzar ese rango, existen humidificadores de distintos tipos: desde los que se llenan manualmente hasta modelos automáticos que controlan los niveles de forma autónoma. Si se prefiere una opción más simple, se puede colocar un recipiente con agua en la habitación o colgar una toalla húmeda cerca del radiador.
Aire limpio: más que un lujo
Aunque se limpie con frecuencia, con el tiempo se acumulan polvo, pelos de mascotas y partículas invisibles de productos químicos o alérgenos. Un purificador de aire ayuda a eliminarlos. Los modelos actuales están equipados con filtros capaces de retener hasta el 99 % de estas partículas nocivas. Son especialmente útiles en hogares con niños o personas con alergias.
Materiales que suman
A la hora de elegir muebles, revestimientos o textiles, conviene optar por materiales poco tratados, como la madera natural, el algodón o el lino. A diferencia de los plásticos económicos o los acabados sintéticos, estos no emiten compuestos químicos indeseados. Las plantas también aportan beneficios: además de generar una sensación acogedora, algunas especies, como el chlorophytum o la sansevieria, ayudan a purificar el aire interior de forma natural y sin esfuerzo.
Pequeños gestos que se acumulan
Las rutinas simples pueden tener un gran impacto. Limpiar el polvo con un paño húmedo, ventilar después de dormir o cocinar, lavar cortinas y fundas con regularidad… Todo suma. Incluso el aroma del hogar puede influir en la percepción del espacio. Usar aceites esenciales, como lavanda, menta o cítricos, aporta frescura y favorece la relajación al final del día.
No hace falta una gran inversión para mejorar el clima interior. Lo fundamental es conocer qué elementos influyen en el confort y prestarles atención constante. Con pasos sencillos y consistentes, cualquier casa puede convertirse en un espacio más agradable para vivir... y más fácil de respirar.