21:16 28-11-2025

Geishas masculinos: la historia de los taikomochi en Japón

Descubre la historia de los geishas masculinos: los taikomochi. De mediadores sociales a icono femenino, cómo evolucionó el arte de la geisha en Japón.

La imagen de la geisha suele considerarse uno de los emblemas de Japón: una silueta elegante con kimono, maquillaje impecable y movimientos pausados y precisos. Da la impresión de que la profesión siempre fue territorio femenino, pero el punto de partida fue otro: hubo una época en la que los geishas eran hombres.

Quiénes eran los taikomochi y qué papel desempeñaban

En el Japón medieval existían artistas varones conocidos como taikomochi, también llamados hokan. Se les invitaba para animar celebraciones: contaban historias y chascarrillos, cantaban, tocaban instrumentos y mantenían viva la conversación. Eran bien recibidos en casas aristocráticas y actuaban como diestros mediadores sociales, algo cercano a los animadores o maestros de ceremonias actuales, pero dentro de un marco tradicional.

Las primeras referencias documentales se remontan al siglo XIII y, durante siglos, los taikomochi siguieron siendo una presencia cultural de peso en su tiempo.

Cómo las mujeres tomaron el relevo

El panorama cambió a mediados del siglo XVIII. Los registros sitúan en 1751 la aparición de la primera geisha mujer. Con el tiempo, ellas concentraron la atención: sus danzas, canciones y actuaciones instrumentales encontraron un público entusiasta en ciudades en expansión, donde crecía la curiosidad por nuevas formas de ocio.

Paso a paso, las intérpretes femeninas desplazaron la tradición masculina. Los geishas varones se volvieron una rareza, aunque fueron quienes abrieron el camino del oficio.

Qué fue de los geishas masculinos

La profesión de taikomochi entró en declive. En el siglo XX sus representantes se volvieron escasos, y hoy apenas quedan. Según los registros conservados, actualmente hay en torno a cinco: cuatro en Tokio y uno en Kioto. Mantienen viva la tradición más por compromiso que por ingresos, casi fuera del radar del gran público.

Para la mayoría, geisha es sinónimo de mujer, aunque la historia muestra un relato más matizado.

Qué ha cambiado y qué permanece

Aunque hoy el oficio lo ejercen mujeres, la esencia apenas se ha movido de sitio. Sigue siendo el arte de la sociabilidad: crear atmósferas, hilvanar relatos, conducir las conversaciones y sostener la atención.

Lo que cambia es la apariencia, las actitudes sociales y la composición de género. La geisha moderna encarna un icono de feminidad, pero recordar los orígenes ayuda a desmontar supuestos y a comprender la tradición con mayor profundidad.

Por qué importa

La historia no habla solo de la cultura japonesa, sino también de cómo se transforman las profesiones, de la evolución de los roles de hombres y mujeres y de la manera en que las tradiciones se adaptan a su época. Lo que hoy parece natural e inamovible tuvo, en su día, otro aspecto por completo.

Reconocerlo permite leer con más claridad los procesos culturales y mirar de nuevo aquello que dábamos por sentado.