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Diferencial electromecánico o electrónico: ¿cuál protege?
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Comparamos interruptores diferenciales electromecánicos y electrónicos ante la rotura de neutro o fase. Descubre cuál protege tu casa si el RCD no se alimenta.
Los fallos en la red eléctrica de casa suelen delatarse de golpe: las luces se apagan, saltan los disyuntores. Pero hay situaciones más esquivas, como la rotura del conductor de neutro o de fase. En esos momentos, que el interruptor diferencial (RCD) haga su trabajo depende del tipo que tengamos instalado.
Dos formas de seguir protegido
Los diferenciales modernos se dividen en dos familias: electromecánicos y electrónicos. La diferencia no es solo de circuitería. Un diferencial electromecánico funciona al margen de la tensión de alimentación. Su transformador de corriente y el mecanismo de disparo le permiten responder a una fuga incluso si desaparece el neutro de entrada.
El diferencial electrónico, en cambio, necesita energía para operar. Sin tensión, su amplificador interno y la electrónica de control sencillamente no se ponen en marcha.
Cuando se rompe el neutro
La rotura del neutro es una avería habitual y poco amable. Para un diferencial electrónico es especialmente comprometida: puede haber fugas, pero el equipo no desconectará porque no está alimentado. La protección electromecánica se comporta de otra manera. Puede disparar incluso con el neutro abierto, tanto en la entrada como en el lado de la carga. Si alguien toca una parte activa o el aislamiento empeora, el aparato actuará. En el cableado real, esa independencia pesa más de lo que parece.
Una rotura de fase también pone a prueba al diferencial
Con una rotura de fase el panorama se repite. Un diferencial electromecánico sigue operativo: perder uno de los conductores no le impide detectar corrientes de fuga. Un equipo electrónico cortará el circuito solo si la interrupción ocurre aguas abajo. Si la rotura está en la entrada, la alimentación desaparece por completo y la protección queda, en la práctica, fuera de juego.
Por qué un neutro roto es más peligroso
Un neutro perdido puede llevar tensión a lugares donde no debería. En ciertos casos el neutro “sube” respecto a tierra y tocarlo pasa a ser tan arriesgado como tocar la fase. Por eso es clave que el diferencial pueda responder incluso cuando el neutro falta.
Qué elegir: mecánico o electrónico
El debate no se apaga. Los diferenciales electrónicos tienen bazas claras: detectan formas de fuga más complejas, algo relevante con los equipos actuales —televisores, fuentes de alimentación, ordenadores—. Los modelos electromecánicos, sin embargo, resultan más confiables en esos fallos poco frecuentes pero peligrosos en los que el neutro queda abierto. Esa ventaja pesa también en edificios antiguos, donde el cableado no siempre está impecable.
La protección frente a la propia rotura del neutro recae en otros dispositivos, como los relés de control de tensión. Aun así, el diferencial sigue siendo la primera barrera de seguridad, y entender cómo se comporta es esencial para cualquiera que trabaje con instalaciones eléctricas.